Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
Texto leído en la presentación del libro el 19 de septiembre del 2013, la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional.
Agradezco como siempre que el Dr. Miguel Ángel Arias Ortega, haya tenido la deferencia de invitarme a la presentación de éste que es su mejor libro, hasta ahora producido, titulado La Construcción del campo de la educación Ambiental: análisis, biografías y futuros posibles.
Tengo que decir dos cosas antes de empezar propiamente el análisis del texto en cuestión. La primera es que había preparado una presentación, prácticamente desde que me invitó previendo tiempos y acciones de este año, de verdad muy saturado. Pero confieso que se la comieron entre mi máquina y las múltiples memorias digitales y portables que tengo. Sucede que mi disco duro (quiero decir el de la computadora) comenzó a colapsar avisándome que estaba lleno y que hiciera algo: Me quede pasmado: ¿qué habría qué hacer?: ¿provocarle vómito? ¿Darle un laxante? o ¿aplicarle una lavativa informática? Ninguno de los remedios sabía cómo aplicarlo. Sin embargo, a pesar de mi impericia sanadora de las almas y de las memorias tecnológicas, se debe agradecer a las maquinas modernas en general ese detalle: son buenas maquinas (no puedo decir buenas bestias o gentes) dan alarmas con ruiditos, foquitos, letreritos, leyendas, recuadritos, etc. Luego que uno no hace caso colapsan inevitablemente. Las maquinas no se componen como los catarros, con el tiempo y el reposo.
Tarde inicie el remedio, prescrito por un compañero de cubículo: pasar los archivos a las casi veinte memorias USB que tengo en colección y a medio llenar. En esa mudanza cibernética quedó levantada para siempre (perdón pero el lenguaje de la realidad nacional pero siempre cala) la presentación de este libro de la cual solo recuerdo con vaguedad el título, se llamaba: La educación ambiental o lo mejor que se puede hacer en el mundo y por él con la ropa puesta. Que el señor Gates y los ladrones de información tengan en santa gloria este archivo, que me canse y desesperé en buscar.
La segunda cosa es que el libro me gustó mucho y es muy utilidad teórico-práctica en el campo de la educación ambiental. Ya tengo edad y criterio para solo presentar los libros que me gustan. Si no me gusta me hago a un lado; ya no me presto a hablar mal de la obra ajena y bajo ninguna circunstancia y menos en la presentación en sociedad de la misma. Lo anterior lo digo en el sentido de no sé porque, pero se sigue estilando que en la vida académica, en general, las divisiones entre técnicos y rudos, que ya ni en la lucha libre existen. La personificación del bien y el mal siempre debe estar presente en la vida escolar. En los exámenes profesionales, por ejemplo, sí los primeros sinodales han sido blandos en sus preguntas y comentarios con el sustentante; al tercero misteriosamente se le mete el diablo y comienza a torturar al que defiende la tesis en forma despiadada y desproporcionada. Insisto no sé porque, pero hasta mí me ha pasado. De buenas a primeras, despierto de un mal sueño, en un auditorio lleno de fanáticos del sustentante, persiguiendo teóricamente a un pobre alumno que solo quiere un grado académico para pegarlo en la pared. Hace como un año, precisamente con el Dr. Arias me sucedió en Reynosa Tamaulipas, en el cual él fue el bueno y yo el malo. El estudiante se lucía hablando de filosofía y yo lo obligue a centrarse en la innovación educativa, que era de lo que se quería titular. Al final del examen un estudiante se acercó, pálido y lleno de miedo. Nos comentó:
—Híjole, yo pensé que esto sucedía solamente en las películas.
Por lo anterior y ante la hermosa presencia de la Dr. Irama Nuñez Tancredi que será siempre la técnica, renunció al puesto de malo- por lo menos en esta ocasión-. Me coloco en la esquina neutral y digo que no voy a hablar bien del libro. Ya dije que es mejor del Dr. Arias y hasta ahí. Que cada quien tenga su lectura, uso, vida y conclusiones.
Lo que si haré es establecer un diálogo vivencial y memorioso con los otros educadores entrevistas por el doctor Arias, dado que tengo el honor de ser uno de ellos. A la mayoría los conozco, de algunos poseo su amistad y hasta mutuo cariño y respeto. De otros no. En la Educación Ambiental tampoco hay monedita de oro. Por supuesto que no hablaré de lo dicho por mí en la entrevista, por miedo al vituperio. Que dé está entrevista, también, cada quien saque sus conclusiones.
El asunto no es personal; es heurístico: este diálogo es el que yo esperaría se estableciera entre cualquiera que ha tenido contacto con la educación ambiental y lo dicho por los entrevistados para sacarle todo el rico material que tiene como beta el texto, para con este pretexto darle contexto.
Comienzo con el último (Meira) y finalizó con la Doctora de Alba, tan solo para mostrar que este libro como la excepcional novela Rayuela de Cortázar – que cumplió 50 años de ser editada- se puede leer de múltiples formas, y es, en efecto, un modelo para armar.
Experto en comunicar el cambio climático y presidente de la sociedad gallega de educación ambiental, Pablo Meira tiene cinco cualidades que lo hacen próximo y entrañable para el de la voz: es valiente, hábil nadador, mejor futbolista, amante del mar y aficionado al documental ambiental y sus complejidades. Autocrítico reconoce el camino andado pero también la lejanía de la promesa de partida de la educación ambiental; el error, estima fue de la percepción que, en los setenta y ochenta, se tuvo en el enfoque de la crisis ambiental que ahora pagamos: no era un problema de irracionalidad de actores; sino del sistema en su conjunto. Pablo hace un esfuerzo por quitarle el manto sagrado, solemne, rancio y positivista- segmentario a la educación ambiental, por lo que la califica a nuestro campo como freaky, es decir un ámbito educativo raro, inasible y hasta estrafalario, en el que las fronteras no solo no están definidas y construyéndose, sino que se encuentran en permanente movimiento, con protagonistas nómadas más que sedentarios. Esta rareza, diversidad e inestabilidad del campo lo hemos podido constatar en los tres Coloquios nacionales que hemos organizado, en los a cuales los actores han sido distintos y poco estables en sus intereses y aproximaciones al campo. Lo que dice Meira es que este caos no es necesariamente malo en el campo; la indefinición hay que aprovecharla a nuestro favor y no en nuestra contra. Cita el ejemplo del financiamiento en el que hay que ir por fondos educativos, ambientales y de investigación. Hay que ser dúctiles y persistentes para que los proyectos no se mueran por hambre.
En la entrevista nos regala el despertar de su conciencia infantil de un mar en llamas; de los remedios peor que las soluciones; de la importancia de la lectura de revistas aparentemente marginales (como el Viejo Topo); de la importancia del maestro guía que te marca para siempre; del contacto deportivo con la naturaleza y de que es real la posibilidad y aspiración de que el campo de la educación ambiental te dé comer dignamente. En el dialogo teoriza sobre el decrecimiento sostenible y manifiesta dudas sobre el futuro de la educación ambiental: puede ser absorbida como una mercancía más con valor de uso y de cambio por el creciente mercado de servicios (casi como una empresa más de la industria del entretenimiento), que crece todos los días ante el incremento de una sociedad ociosa y en crisis más que por el hambre cultural. El otro temor es que la educación ambiental, pierda vertiginosidad ante la carencia delos fondos públicos, pero de eso, querido Pablo, ya tenemos mucha experiencia en México y aquí seguimos neceando.
Por su parte María Novo muestra una consecuencia absoluta entre lo que piensa y trata de practicar. Ella en Madrid, España también ha apostado a la formación ambiental en un Master, ahora longevo. La particularidad de este Programa Académico es que está dirigido a los que hacen planeación y toman decisión. Señala categóricamente que hay que sacar la educación ambiental de los claustros escolares y solos dirigida a niños. Asume que la educación ambiental es un acto político basado en los valores de la transformación.
El programa académico que ella dirige tiene más o menos el mismo tiempo que este de la UPN/095, lo que me hermana profundamente con esta respetada educadora ambiental, con la que apenas he tenido contacto personal, pero de a que atesoraba textos como si fueran cartas de amor. Pero de la entrevista del Dr. Arias a María Novo hago mía con la razón personal por la que se ha quedado en la educación ambiental: en este movimiento ha encontrado, personas y grupos magníficos. De verdad yo también, María Novo.
También entrevistado por Arias, otro educador ambiental preocupado por la formación, la investigación y capacitación así como por la modernización del campo es el granadino, es José Gutiérrez (Pepe, como le dicen todos en ambos lados del océano Atlántico).Sin abajes califica el fracaso de la Década de una educación para el desarrollo sustentable, sostiene que los: discursos que nacen castrados desde el comienzo en la medida que están articulados sobre modelos de participación muy dirigidos desde arriba. Convencido también del mito del cansancio de la educación ambiental, afirma de la necesidad del sector en la sociedad. Sin embargo, hay muchas tareas para el futuro inmediato: en metodología, en claridad de propósitos, en delimitación profesional, en mejorar resultados, etc. En resumen sostiene, el doctor en pedagogía, que hace falta redoblar los esfuerzos para que la visibilidad de la necesidad de la educación ambiental sea evidente y contundente en este espacio y tiempo.
Por su parte José Antonio Caride argumenta que los problemas ambientales no están contenidos o superados todavía y casi en cualquier unidad que se les analice (pobreza, dimensiones ecológicas, etc.) están aumentando considerablemente. Lo poco que se ha avanzado en educación ambiental se ha visto limitado por una visión fragmentaria y parcial de los problemas ambientales. Sostiene Caride que nos sigue faltando la mirada compleja integral e integradora, como preámbulo previo e indispensable giro de 180 grados en el estilo de vida dominante en la sociedad actual. Caride piensa que la educación ambiental no puede transitar por un solo camino, debe mantenerse abierta a las realidades circundantes y al dialogo con otras visiones. La educación ambiental como cualquier otra, debe aspirar a la calidad, generadora de enseñanzas y aprendizajes significativos. Del mismo modo, encuentro puente de comunicación con este renombrado investigador: llega a la educación ambiental por tres razones que podíamos haber expresado muchos de los aquí reunidos: por completar el proceso formativo, por casualidad y dando clases en una universidad. Los vacíos formativos generales, lo caprichoso del azar y tener la apertura para aprender enseñando en el campo son un combinado de elementos que como una red de pesca te pueden atrapar de por vida en la educación ambiental. Se los dice un preso de vocación.
No recuerdo si el mismo día, pero sí que fue en el II Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental en Guadalajara, Jalisco, en junio de 1997. En ese evento tuve la fortuna de conocer al Doctor Arias y a al Dr. Javier Benaya (elBenayas como le dicen los brasileiros). Los dos eran en extremo jóvenes y lejos todavía de la corte de los Doctores en Educación Ambiental Iberoamericana. Recuerdo a Javier en la mesa de profesionalización de la educación ambiental argumentando en contra de la iniciativa de la educación para el desarrollo sustentable como una imposición que sustituyera a la todavía viva y vigente Educación Ambiental. Todos estuvimos de acuerdo en ese momento con lo que decía el joven Benayas —aunque luego unos de los presentes se fueron a sacar la foto cuando llego la Década que impulso la Unesco, que por cierto no llego muy lejos, más allá del click de aquella foto venerable y publicitaria—. Más adelante en ese mismo Congreso Internacional compartimos la mesa en la presentación del libro Evaluación de Programas de Educación Ambiental de Alicia de Alba y Edgar González. La vida y la educación ambiental nos han juntado muchas veces: en Jonville en Brasil, compartimos otra mesa: la del pan , el agua y la sal. Comimos juntos un plato de algo parecido al picadillo, pero sin los ricos condimentos mexicanos. Después de la cucharada número 800 Javier paro y dijo:
—Está bien el plato, aunque un poco monótono.
Lo volví a ver en Montreal en el 2009, en Puebla el año antepasado y en Marrakech este año. Puedo decir que es mi amigo de congresos, como personaje de las novelas de Roberto Bolaño (2666); que me gusta reencontrarlo y saber que seguimos vivos y aquí en este campo abriendo brecha. La educación es una arma- sostiene Javier Benyas en la entrevista hecha por Miguel Ángel-pero tiene que estar bien dirigida, no puede ser una pistola en las manos de un ciego o solo autocomplaciente, debe ir hacia el no convencido y hacia el tomador de decisiones. Pienso inevitablemente en la clase política de nuestro país y me aterraría tener en un grupo a, por ejemplo, los que suscriben los pactitos vende patrias o reforman leyes en 20 minutos.
Para Benayas la educación ambiental es más camino que morada. No esta estacionada, está en constante movimiento, avanza, es una construcción interminable de re conceptualización colectiva. Didacta usa otra metáfora: la educación ambiental es una medicina escasa, todavía insuficiente. en mucho porque nos solazamos viendo nuestro ombligo; hay que ir por más y con más. Reconoce que estamos en un impasse; un momento de pensamiento e inflexión. El futuro depende de la capacidad de organizarnos hoy como educadores y como sociedad.
Benayas es biólogo, hijo de profesores de primaria como un servidor, con vidas paralelas a las que no renuncia, con fuerte compromiso social ,magnifica persona, espero reencontrarme con Javier Benayas pronto, tal vez en otro Congreso .otra entrevista o libro.
Me pasó lo mismo con Víctor Toledo que con Lucie Sauvé, me los imaginaba distintos a leerlos que cuando los conocí; a él me lo figuraba entre José María Morelos, Pancho Villa y Trotsky y ella entre Rosa de Luxemburgo y una defensa central de la selección canadiense de hockey sobre hielo. Nada que ver. Son los dos finísimas personas, dulces y casi frágiles hasta introvertidos y discretos, pero eso sí, con el arma caliente entre los dedos de sonarla contra lo establecido y el modo de producción injusto e insustentable, en escritos e investigaciones; formaciones e intervenciones.
De Lucie Sauvé admiro, y queda claro en la entrevista, su pensamiento límpido en espiral ascendente, que no se detiene hasta llegar al blanco político. Propone un método en tres pasos:
1) Hay que partir de la realidad ambiental inmediata y problematizarla: por ejemplo, de donde salió lo que comimos esta tarde o esta ropa con la que nos vestimos y salimos a la calle.
2) Luego construir casos, esto es: reflexionar, escribir, analizar, documentar, buscar información. Ir de la acción social a la acción educativa y viceversa. Es necesario asomarnos a otras experiencias de proyectos de educación ambiental.
3) Es indispensable involucrarse en proyectos colectivos y si no existen hay que detonarlos. Ella nos da un ejemplo en la entrevista, de cómo a partir de actores locales, se da un movimiento nacional.
Lo anterior nos llevará sin remedio a cambiar los granitos de arena conductuales e individualistas en anclajes de acciones educativas. Lo político, la reflexión, lo socio-ambiental, el trabajo colectivo, y lo educativo siempre caminan juntos en el pensamiento de Sauve, La educación ambiental es la puesta en común de un pensamiento comunitario que avanza sigilosamente. Se pregunta la Quebecua :¿ cuál es el papel del educador ambiental en este contexto? y contesta desde la realidad probada: ayudar a organizar para la resistencia o el cambio.
A la Doctora canadiense la conocí en Veracruz en el 1999, en el primer Congreso de Investigación en Educación Ambiental y la volví a ver en Montreal en el Congreso Mundial de Educación Ambiental en el 2009, del que fue la líder indiscutible. En ambos Congresos mantuvo la misma actitud, que llamaría, la aspiración legítima a ser una más de los cientos de congresistas. De ella me encanta todo: su bonhomía, sencillez, contundencia, inteligencia, trabajo, coherencia, lo bien informada que esta de la educación ambiental como política pública en el mundo y de los problemas ambientales que hay que enfrentar. Cita por ejemplo el derrame en golfo del 2010, que nadie quiere recordar o el terremoto en Japón del 2011.
Salvador Morelos Ochoa es uno de los grandes documentalistas ambientales que ha dado este país: a nivel de Nicolás Echeverría, Eduardo Maldonado o Mendoza, Juan Carlos Rulfo o Rogelio Martínez Merling, se lo he dicho muchísimas veces en público y en privado. Todavía como Coordinador General del Cecadesu y funcionario de la Semarnat, le concede la entrevista al Dr. Miguel Ángel Arias, para el libro de La Construcción del campo y las respuestas lo acercan al puesto más que a la complejidad ambiental de su obra fílmica, por ejemplo, a los dos preciosos documental: La vida en el pantano filmada en Centla, Tabasco y Ahora que aún es tiempo en el Istmo de Tehuantepec Oaxaca. Es de las entrevistas más largas del libro y la tentación de dar informe de gestión le resulta inevitable. Es largo el informe de lo que nos ha faltado y toca un tema crucial; lo que él llama actualización docente y yo formación docente ambiental haciendo dos aseveraciones que no comparto y me desconciertan: 1)hay que identificar actores en el ámbito y , 2) que en un proyecto de incorporación de la educación ambiental a la educación básica con la Secretaría de Educación Pública- institución que, se desprende de la entrevista, lo apostó todo-, no encontró a diez educadores ambientales de tiempo completo, con cierta formación. Me sorprenden esas dos afirmaciones; en primer lugar porque él y un servidor, nos conocimos como coordinadores académicos de Programas de Educación Ambiental, en la década de los noventa del siglo pasado, Chava Morelos en la Especialidad de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y el de la voz de aquí mismo, ¿no se a qué actores se refiera en esto de la capacitación a docentes. En segundo lugar decirle que en esta Maestría ya existen más de 500 egresados (si contamos Cursos, Diplomados, Especialidades y Maestría) que estarían dispuestos a incorporarse a estos proyectos si los invitaran. Sí el proyecto —por supuesto, desde arriba— necesitaba diez educadores ambientales formados en el campo, mi Chavita, bastaba una llamadita.
Tengo que decir dos cosas más sobre ese casito: 1) Salvador Morelos para la fortuna de la educación ambiental está de regreso y ya tiene sobre su hombro derecho, la cámara digital. Es una buena noticia sin lugar a dudas, y 2.) ¿Alguien sabe el nombre el actual Coordinador General del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable de la Semarnat ? Si lo saben, por favor, socialícenlo no se vaya a terminar el sexenio y nosotros de ignorantes.
Al doctor Javier Reyes Ruiz lo conocí también por escrito literariamente por 1991, en unos textos sobre educación popular y educación ambiental, que usábamos en la primera generación de la maestría en educación ambiental. Tengo que decir que leíamos lo disponible en ese momento, que no era mucho, pero particularmente el texto funcionaba. Luego en 1998, alguien me pasó la prueba editorial del libro del Manual del promotor y educador ambiental para el desarrollo sustentable, para que le diera el visto bueno. Lo firmaban el dúo dinámico de Pátzcuaro (Joaquín Esteva y Javier Reyes R.) educadores ambientales comunitarios de los de a deberás, me dijeron al poner el libro sobre mi escritorio. En los anaqueles de una biblioteca me encontré, más tarde, una introducción que realizó para la Comisión de áreas naturales protegidas. de Educación para la Conservación. Mi relación con el Dr. Reyes a estado mediada por libros, siempre libros. Los adictos a algo terminan por encontrase a veces como provedores, a veces como consumidores.
Años después, en una práctica de campo con la octava generación de la Maestría, en Pátzcuaro Michoacán, nos regaló una hermosa, profunda y seductora, conferencia en el Centro de Estudios Sociales y Ecológicos, en una de las muchas visita que hicimos a los educadores ambientales in situ. Ya en la década pasada, me lo encontré desempeñando tareas académicas en la Universidad de Guadalajara lo que festejé porque ese tipo de académicos de 360° grados (con preparación, trayectoria en un campo de conocimiento, pensamiento propio, producción a toda costa, y experiencia social y comunitaria) no son muy comunes y son de lo que están habidas las Universidades y la educación ambiental. Gracias a él y a Elba y al equipo de acá, los dos Programas Académicos más longevos en educación ambiental del país, se encontraron: en diálogos, encuentros académicos, reuniones de trabajo, ferias del libro, textos, pretextos y en innumerables cantinas y tequilas. .La vida nos acercó y eso también es motivo de alegría para mí.
Me gusta decirle a Dr. Reyes que es un 4X4 de la educación ambiental: todo terreno que puede dar una clase y ser muy exigente al extremo- me toco codirigir un grupo con él en términos virtuales- o dejar al auditorio con la boca abierta después de una conferencia, para después ir con campesinos o debatir los grandes problemas de la educación ambiental con los colegas iberoamericanos y nacionales o negociar una propuesta de incorporación con algún nivel de gobierno.
Pero Javier es por sobre todo un inmenso ser humano: tolerante, reflexivo, sólido, lúcido, solidario, introspectivo, generoso, trabajador, promotor y gestor de proyectos, líder, integrador, crítico, alegre y combativo y también por su estilo; de lentes obscuros, cabello largo peinada hacia atrás, pantalones de cargoabercrombie, back pack Victorinox, Lap top con calcomanía de Vivaldi, camisa de manta y tienda de campaña Coleman: es yuppie, maduro, posmoderno y sustentable (pero ojo: hay que tener cuidado con los conceptos y definiciones porque este lo aportó otro yuppie: Oswaldo Escobar Uribe)
A pesar de él, Reyes tiene una mirada optimista de la educación ambiental- que no ingenua- .En la entrevista con Miguel Ángel señala un acierto de nuestra generación de educadores ambientales: el impacto que significa haber extendido la preocupación ambiental entre la gente, la cual aún con actitudes y comportamientos impregnados de contradicciones ya reconoce como uno de los problemas centrales de este momento de la historia , al deterioro de la naturaleza y la importancia de lo humano que está jugando en ello.
Enrique Leff tampoco se encuentra a gusto con La década de la educación para el desarrollo sustentable, porque asegura que desvirtúa la radicalidad de la educación ambiental para refuncionalizarla con el despropósito de un desarrollo sostenible forjado en una equivocada racionalidad económica. Hay que asomarnos a la crisis ambiental radicalmente porque ésta implica transformar de fondo los paradigmas del conocimiento, los métodos de enseñanza, los contenidos, implica, también un cambio del modo de ser, del modo de pensar, de actuar, de sentir y de vivir la vida en todos los sentidos.
Como se puede ver en esta simple cita; el líder del movimiento del 1968 en la que fue líder de la Facultad de Química, es por lo tanto, ingeniero químico,, luego sociólogo y doctor en economía, epistemólogo ambiental, tenor, discípulo directo de Michel Foucault, pensador de izquierda, ex funcionario del Pnuma. Ha él hay que leerlo bien y con cuidado. Párrafo por párrafo, sin prisa y a profundidad. A mí, para decirlo claramente, me sigue faltando el libro ilustradoLeff para principiantes, que alguna vez le propuse hacer y que vi como se le iluminaba el rostro. Es decir, es indispensable traducir a ese pensador generando andamios que ayuden a alcanzarlo. En países de Sudamérica tiene una envidiable fanaticada y es un orgullo saber que Enrique Leff, un mexicano como la mayoría de los que estamos aquí mismo, se lee, refiere y cita en los cinco continentes del planeta. Y es un lujo también que lo podamos leer en este libro.
Edgar González, afirma en la entrevista, que a la educación ambiental no es, ni puede ser considerada la panacea que resuelva todos los complejos problemas ambiental, menos cuando ésta ha tenido un papel subordinado tanto en las políticas públicas ambientales como educativas. Más todavía ante los cambios científico—tecnológicos, sociales y políticos que tienen lugar previo al establecimiento de estás políticas. Para él la construcción en este dinámico campo es una virtud. Sorprende que lo multidisciplinario del campo haya sido uno de los motivos personales para quedarse en la educación ambiental. Observador acucioso de la realidad, en la entrevista demuestra que es experto en cambiar el sentido de las preguntas para sacarles filo o por lo menos explotar o explorar un filón distinto del que dicta el sentido común inmediato.
Finaliza este recorrido de entrevistas a la inversa, de lo estructurado en el libroLa construcción del campo de la Educación Ambiental, el encuentro personal del Dr. Arias con su maestra de vida la Dra. Alicia de Alba. Excepcional persona e increíble académica. Recuerdo a la Dra. De Alba y su incesante trabajo. Por solo darles un ejemplo, refiero que en Mexicali, Baja California en 1993, después de una jornada de intenso trabajo, con la recién fundada maestría de educación ambiental de la UPN de por esos lares, algún participante de esos que nunca faltan, recomendó ir a cenar y lo que siguiera. Personalmente invite a la Dra. Alicia, que se negó amablemente:
—No, gracias Tonatiuh, tengo que trabajar.
Cuando pasamos por su cuarto ya de salida vi una computadora lap topencendida y continuaba así cinco horas después, a nuestro regreso.
Cito algunos pedacitos de conocimiento educativo, que se desprenden como moronitas de sabiduría de la entrevista:
- A través de la educación se constituyen seres humanos; se configuran seres humanos, la educación lo atraviesa todo. La educación es multidimensional y relacional.
- Hay que incorporar a la educación ambiental aspectos ontológicos, epistemológicos y teóricos, pero también aspectos más pragmáticos, es indispensable llevar la educación ambiental a los huesos, al tuétano 8…9 tener otra visión, actitud, conducta, perspectiva, mirada, una nueva relación con la naturaleza, con el ambiente y que este en constante revisión.
- Debemos abrir canales de comunicación, de interlocución, de circulación de información entre los diferentes grupos y sectores sociales y entre las distintas generaciones respecto al problema de la educación y sobre el tema de lo ambiental y la forma en que podemos participar en su mejoramiento.
Ya por último, como pueden escuchar (ahora leer) el libro vale la pena. Es un rompecabezas personal y un armacabezas sustentable. Probé de indiscutibles elementos teóricos y senderas prácticas el campo de la educación ambiental.
Al leerlo todo uno queda con la sensación de que en verdad no se está solo. Y que tenemos muchas cosas en común con estos catorce locos fotografiados con sus propias palabras por el Dr. Arias Ortega, al que le terminamos otra vez agradeciendo, este diálogo con los quijotes de la educación ambiental, tan iguales y tan distintos.
Muchas gracias.

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